Hoy debería estar procesado por delitos de lesa humanidad en
la provincia por haber sido el primer jefe de la Subzona 14. Fue el oficial que
subordinó el poder político al militar antes del golpe de 1976.
Norberto G. Asquini
Desde su instalación en los años 40 en Toay, el Ejército,
como ocurrió en el país, fue un factor de poder que intervino en la historia de
la provincia. Desde la década de 1950 hasta la dictadura de 1976-1983, las
instituciones pampeanas estuvieron condicionadas en varias oportunidades por el
poder de las armas.
En 1955 partió de allí hacia Bahía Blanca la columna que fue
a reprimir el levantamiento contra el presidente Juan Domingo Perón, y volvió
"pasada" a los rebeldes de la "Libertadora" a hacerse cargo
del control de la provincia. En 1956, salieron de allí los que reprimieron el
levantamiento peronista del 9 de junio. Los militares fueron movilizados
durante el enfrentamiento entre azules y colorados y en 1966 tomaron Casa de
Gobierno ante un nuevo golpe. Fueron los hechos más visibles.
Trayectoria de un represor.
Pero la intervención más notoria fue durante los años 70. En
ese momento, el jefe del Ejército en La Pampa, el coronel Ramón Camps, llegaría
a tener más poder que el mismo gobernador. Formaría el grupo de tareas de la
Subzona 14 todavía en tiempos del gobierno constitucional y sería dueño de las
vidas de los sospechados de "subversivos". Hoy, estaría entre los
procesados en la causa denominada "Subzona 14 II" que investiga los
secuestros y torturas en La Pampa entre 1975 y 1983. Pero ese paso por la provincia
ha quedado soslayado no solo porque su tarea fue previa al golpe, sino por su
macabra trayectoria posterior.
Luego de ser entre diciembre de 1973 y diciembre de 1975 el
jefe del Destacamento de Exploración de Caballería Blindada 101 en Toay, fue durante
la dictadura titular de la Policía Bonaerense y en 1977 de la Policía Federal
Argentina. Estuvo a cargo de los centros clandestinos de Buenos Aires y
responsable de casos como "La Noche de los Lápices" en La Plata.
Llegó a ser general de Brigada y fue juzgado por crímenes de lesa humanidad.
Falleció en 1994.
El que observaba todo.
Camps asumió su cargo el 18 de diciembre de 1973. Un relevo
institucional que si bien tuvo su difusión pública, no concitó demasiada
atención. El acto fue presidido por un oficial delgado y de bigotes, poco
conocido, el segundo comandante del Primer Cuerpo de Ejército, general de
Brigada Jorge Rafael Videla.
Camps, un hombre calvo y de gruesas cejas, se convirtió
desde entonces en el jefe militar pampeano. Los entrevistados por el autor que
lo trataron y compartieron encuentros y charlas con el oficial lo recordaron
como un hombre serio, jactancioso y de una leve sonrisa. También rememoraron
que con los meses, su interés por determinados aspectos en la provincia fue
creciendo y su inquisidora mirada se posó en ciertos espacios y actividades.
Así se hicieron habituales sus visitas a la Casa de Gobierno, las oficinas
cercanas al gobernador José Aquiles Regazzoli y la Legislatura, a cargo del
vicegobernador Rubén Marín. Se hicieron frecuentes sus consultas
pretendidamente casuales sobre diferentes organismos y las llegadas inesperadas
a instituciones como el hospital Lucio Molas. Con el tiempo, para varios de los
consultados, esos pequeños hechos cobraron un sentido distinto al interés por
la cosa pública.
Reuniones peligrosas.
Camps fue además un oficial al que tuvieron llegada muchos
dirigentes conocidos de la provincia y con quien solían compartir almuerzos y
cenas el gobernador y su familia, funcionarios, el obispo Adolfo Arana y otros
políticos. Un coronel que tomaba nota de las sugerencias de muchos
profesionales -como podían ser un médico, un abogado o un sacerdote- y grandes
productores agropecuarios, que sentados a su lado aprovechaban para señalar
aspectos oscuros de la política local o de personas ajenas a la provincia,
conocedores o no de las consecuencias que podría acarrear semejante
confidencia. Otros hablarían sin pruritos, durante esas reuniones, sobre sus
ideas y pareceres con relación a temas espinosos para la época como la
guerrilla, el Ejército, la situación nacional y la economía. El tomaba nota. El
ex ministro de Obras Públicas, Santiago Covella, fallecido hace algunos días,
recordaría al autor de este artículo que se arrepentiría de ello tras el golpe
de 1976, cuando la policía lo detuvo e interrogó a los golpes y se dio cuenta
que sus diálogos con el coronel lo habían condenado. Por supuesto, sus dichos
habían sido distorsionados. El ex funcionario relató que había puesto en manos
del jefe militar un camión con dinamita que estaba en el oeste de la provincia
para hacer una obra pública, ante el temor de que fuera secuestrado. Después,
durante los interrogatorios, sería acusado de haber acopiado material
explosivo.
A fines de 1975, cuando iba a ser relevado, Camps comenzó a
ser considerado como la persona que podía tener conocimiento de un hecho que
era acuciante ante la situación del país: cuándo se iba a producir el golpe de
Estado. El diputado nacional del justicialismo, Esteban Rolando y los
provinciales Hermes Accáttoli y Roberto Gil, del derechista Comando de
Organización, fueron hasta el cuartel. Lo consideraban "un militar
peronista" y hablaron sobre la situación del país. Los últimos dos serían
detenidos en las primeras horas del 24 de marzo de 1976.
Las razzias.
En 1975, el Ejército tomaría el control de las calles en La
Pampa. Para ese entonces, Camps circulaba en un Ford Falcon Verde con chofer y
custodia, e iba fuertemente armado. En un bolso de cuerina a cuadros llevaba
una ametralladora PAM3 calibre 9 milímetros, entre otras armas.
El 6 de octubre el gobierno nacional firmó los decretos que
pusieron en manos de las Fuerzas Armadas la "lucha contra la
subversión". Regazzoli ratificó el 16 de octubre el convenio entre la
provincia y Nación que colocaba bajo control operacional del Consejo de Defensa
a la policía pampeana. El 7 de noviembre, la legislatura ratificó el acuerdo y
votó por unanimidad la ley 688.
La prensa comenzó, de a poco, a ser controlada por el
Ejército y a varios periodistas se les indicaba cuáles notas podían ser
escritas o no. Para esto, Camps convocaba a los hombres de prensa al cuartel en
Toay, que eran obligados a asistir a esas "clases", recordaría en su
momento Raúl D'Atri. Por entonces, se había dado la orden de que los medios gráficos
no podían publicar una solicitada si no tenía varias firmas responsables y, al
día siguiente, un militar, ametralladora al hombro, pasaba por los diarios a
retirar el escrito por las redacciones.
Camps quedó al frente de la Subzona 14 y el 12 de noviembre
de 1975 ordenó la primera razzia en la provincia. Fue contra los organismos más
innovadores, como la Universidad Nacional de La Pampa y el Servicio Provincial
de Salud. Las víctimas: docentes y médicos llegados de afuera de la provincia y
con ideas progresistas, y algunos militantes políticos. Pero ya en agosto había
detenido a un profesor, hecho que produjo conmoción en la comunidad
universitaria. También se lo sospecharía de haber colocado las bombas que
explotaron en la sede del diario LA ARENA en agosto y en noviembre en la casa
de la docente Ana Gispert Sauch.
El 12 de noviembre comenzaron las detenciones. En ese
momento, mientras el coronel Camps ordenaba los arrestos, el gobernador
Regazzoli estaba de gira de tres días por el interior. Desde la Subzona 14 del
Ejército informaba: "En lo referido al procedimiento cumplido en la ciudad
de Santa Rosa y en los que se incautó armamento, material subversivo y
literatura de guerrilla se actuó con la correcta y debida interpretación de la
ciudadanía que accediendo como testigos o facilitando el operativo ha permitido
su adecuada concreción". Camps justificaba la represión con armas
inexistentes.
En ese momento, los médicos del hospital Lucio Molas
hicieron un paro para protestar por las detenciones de sus colegas. Uno de los
profesionales recordó que fue llamado por Camps a Toay. Lo llevaron en un
vehículo militar y pensó lo peor. En su oficina, el coronel le ordenó que
levantaran la medida porque iban a quedar todos presos.
Para entonces, el gobierno provincial no pudo hacer nada por
las detenciones. Sabía los nombres de quienes iban a ser arrestados porque uno
de sus funcionarios integraba la Comunidad de Información donde eran
mencionados los supuestos "subversivos". Pero ya el poder civil había
sido subordinado al militar en materia de seguridad.
El traslado.
A fines de 1975 hubo movimientos en la oficialidad, y Camps
fue trasladado. El 2 de diciembre Regazzoli le realizó un agasajo por su
despedida en la residencia gubernamental acompañado de su esposa, los
ministros, el obispo y otros funcionarios. Años después, quienes compartieron
esas comidas recordarán la forma en que Regazzoli creía sus afirmaciones sobre
defender la institucionalidad del país, a pesar de las advertencias de algún
familiar que desconfiaba de los gestos de simpatía del militar. Otra comida de
despedida se realizó en el Recreo Mercantil de General Pico donde las 62
Organizaciones lo agasajaron con un asado. También hubo otra en Miguel Riglos.
El 19 de diciembre, tomó posesión en su reemplazo en la
jefatura del Destacamento 101 el coronel Fabio Carlos Iriart. Muchos coinciden
que Camps fue quien dejó confeccionadas a su sucesor las listas con los nombres
de los pampeanos que serían luego detenidos tras el golpe de Estado que ya estaba
en marcha.
(Publicado en diario La Arena)
(Publicado en diario La Arena)
2 comentarios:
Estimado Norberto:
sigo siempre tus publicaciones.
En una de las ultimas (http://www.laarena.com.ar/opinion-elecciones_2015__del_desdoblamiento_a_la_desnacionalizacion-118611-111.html) señalaste "En La Pampa actualmente hay en los papeles un desdoblamiento "de facto". Las internas provinciales y las primarias nacionales no coinciden en sus fechas, pero sí las generales...".
Por que decis que las internas nacionales y las provinciales no coinciden, si la fecha de las locales aun no está establecida?
Gracias!!
Estimada: mil disculpas por la tardanza. Es que los artículos decidí publicarlos en www.norbertoasquini.com.ar, quedando desactualizado este blog. Indicaba en el artículo que no coinciden ambas "primarias" porque una es por ley nacional y la otra provincial, si ambas son el último domingo de octubre de 2015, las primarias nacionales son el 8 de agosto y las internas provinciales, de acuerdo al cronograma que establece la ley, sería en julio. Un saludo.
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